Oración al Espíritu Santo en momentos difíciles

Si te haces preguntas como quien es el Leon de la tribu de Judá? o por qué Venció el León de la tribu de Judá?

Estás en el sitio correcto 🙂

Hoy te vamos a contar la Historia del León de la tribu de Judá y quien además  te diremos que significa el Cordero y el León en la Biblia así como también del por qué Venció el León de la tribu de Judá.

Aquí todo los que necesitas saber de El León de la Tribu de Judá:

El León de la Tribu de Judá

La tradición cristiana utiliza el término de “León de Judá” para representar a Jesús de Nazaret, en tanto éste era integrante de la Tribu de Judá y en el Nuevo Testamento se le menciona como “pertenieciente a la tribu de David”.3​ Similar expresión se emplea en el libro del Apocalipsis para designar a Jesús: “Entonces uno de los ancianos me dijo: «No llores, porque el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos

En el Nuevo Testamento, la imagen del león se cumple aún más en Jesucristo, quien fue profetizado como la “raíz de David” (Isaías 11: 1-2) y su “renuevo” (Zacarías 3: 8).

En el libro de Apocalipsis, al apóstol Juan también se le da una visión del salón del trono celestial en el que al que está sentado en el trono se le entrega un rollo sellado con siete sellos (Apocalipsis 5: 1-3). Cuando no se encuentra a nadie digno de abrir el rollo, Juan comienza a “llorar” (Apocalipsis 5: 4). Es entonces cuando uno de los ancianos le dice: “Deja de llorar; he aquí, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos ”(Apocalipsis 5: 5).

El León y el Cordero son dos imágenes y nombres de Dios usados ​​en las Escrituras que describen aspectos de Jesucristo. Los atributos de Jesús son tan poderosos y majestuosos como un león e inocentes como un cordero para el sacrificio.

Y en la ley del Antiguo Testamento, el cordero sin mancha se usó nuevamente como sacrificio para cubrir el pecado humano. En esos días, un cordero inocente tomaría el lugar del que había pecado, ya que la pena por el pecado era la muerte.

Con Jesucristo, sin embargo, la pena por el pecado se pagó de una vez por todas (Romanos 6:10). A través de su muerte en la cruz y posterior resurrección, Jesús se convirtió en el sacrificio perfecto, el cordero pascual puro e inocente que tomó nuestro lugar, expiando el pecado y marcando el comienzo de un nuevo pacto de salvación eterna para todos los que creen e invocan su nombre.

Cuando Jesús comenzó su ministerio terrenal, fue Juan el Bautista quien proclamó: “He aquí el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo” (Juan 1:29), conectando a Jesús con el cordero del sacrificio que no solo cubriría pecado, pero finalmente lo quitaría.

Jesucristo, como el León, conquistó el pecado y la muerte para que pudiéramos compartir la gloria de su reino eterno. Esta victoria fue posible gracias a su obra en la cruz, en la que intervino como el Cordero inocente para ser sacrificado por nuestro pecado de una vez por todas.

Por tanto, en el León descubrimos el poder de Cristo como rey eterno, y en el Cordero encontramos la gracia de Jesús como salvador eterno.